El arte de quebrantar
Los huesos más grandes, que no pueden ser ingeridos directamente, son despedazados por el quebrantahuesos a fuerza transportarlos a los rompederos y lanzarlos desde el aire.
Los rompederos pueden estar formados por pedrizas o por rocas compactas y se sitúan en zonas despejadas donde el buitre pueda maniobrar. La inclinación de las laderas donde se sitúan los rompederos suele ser elevada, del orden del 45% o más, de manera que se favorece los choques y rebotes de los huesos al caer.
Los huesos son transportados a los rompederos y soltados desde alturas que pueden ir de los 20 metros a los 150 metros, aproximadamente. Después del lanzamiento el quebrantahuesos empieza a bajar en espiral hacia el suelo donde busca e ingiere los fragmentos. Si no ha tenido éxito vuelve a lanzar el hueso otra vez hasta conseguir romperlo.